LAS MUJERES CELEBRAN Y VIVEN EL PENTECOSTÉS.

04.06.2022
La influencia patriarcal tiene gran relevancia en los textos y relatos bíblicos, que generalmente invisibiliza o neutraliza la presencia de las mujeres en la historia bíblica, sin embargo, podemos reconocer que la participación de las mujeres fue tan protagónica, que todavía quedan algunos rastros de tradiciones que evidencian su presencia, y demuestran la ruptura de paradigmas y estereotipos excluyentes, de los regímenes de dominación propios de las culturas bíblicas. 
 
El relato de pentecostés nos narra que lxs seguidorxes de Jesús estaban reunidos para celebrar la fiesta de pentecostés, la cuál era la fiesta de la cosecha, una celebración de origen judío según lo establecido en la ley “Luego contarás siete semanas; las contarás desde el día en que comiences a cortar el trigo. Entonces celebrarás la fiesta de las Siete Semanas a Yahvé, tu Dios, haciéndole ofrendas voluntarias según lo que hayas cosechado por la gracia de Yahvé, tu Dios”. (Deuteronomio 16,9-10)
 
Este relato bíblico nos narra que a esta celebración se hacían presentes judíos y prosélitos de todas partes del mundo. Hombres, mujeres y niños eran parte de las celebraciones, así lo encontramos plasmado en los relatos de las festividades del Antiguo Testamento y Nuevo Testamento.
 
Lxs discipulxs estaban en espera del cumplimiento de la promesa que Jesús les había hecho: enviar a su espíritu. Por eso “cuando llegó la fiesta de Pentecostés, todos los creyentes se encontraban reunidos en un mismo lugar. De repente, un gran ruido que venía del cielo, como de un viento fuerte, resonó en toda la casa donde ellos estaban. Y se les aparecieron lenguas como de fuego que se repartieron, y sobre cada uno de ellos se asentó una. Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu hacía que hablaran” ( Hechos, 2,1.2).
 
La palabra griega para lenguas (glossai) se utiliza para significar tanto una llama o fuego como lenguaje.Por lo que además de las lenguas de fuego, fueron receptores de un mensaje y una experiencia comunitaria, que los llevó a milagrosamente hablar en otras lenguas, es decir entender otros idiomas. Según el discurso de Pedro que pronunciará posteriormente menciona que todos fueron destinatarios del espíritu: dice Dios, derramaré mi Espíritu sobre toda la humanidad; También sobre mis siervos y siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días, y comunicarán mensajes proféticos…” esto nos dice que todxs los presentes sin importar condición, raza, género fueron receptores del espíritu de Jesús.
 
Por lo tanto, el acontecimiento de pentecostés no puede quedarse solamente como un hecho histórico, sino que debemos verlo en la actualidad en clave comunitaria e inclusiva (todxs lxs oían hablar de Dios en sus diferentes lenguas). Por lo tanto ese momento es eclesial, Dios unge a la humanidad con su Espíritu, que hoy reconocemos como Ruah, pues Dios se hace presente de diversas formas más allá de lo que nuestra estructura mental pueda imaginar, como lo es al mencionar a su espíritu de formas diferentes, pues el término espíritu en hebreo es femenino (Ruah), en griego es neutro (pneuma), en latín es masculino (Spiritus), y en nuestro idioma sigue siendo masculino (espíritu), así podemos ver que está diversidad de términos es en relación a la interpretación que se hace de forma cultural, social y patriarcal que está determinada por la interpretación que se hace de los términos utilizados sin embargo todos hablan del mismo espíritu.
 
La Ruah nos habla de incluir y mencionar la experiencia de las mujeres, para enriquecer el sentido de Dios, dando continuidad al deseo de y praxis de Jesús, la Ruah, se derramó, en aquella histórica celebración de pentecostés, para recrear la experiencia de Dios en la humanidad, creando y moldeando las relaciones entre todos y todas, la Ruah irrumpió como fuerza femenina, unificadora, evangélica, profética y abrazadora. El deseo de Dios se conjugo con la humanidad con un mensaje contundente “Dios no hace acepción de personas”. 
 
Esta afirmación debe dar pie, a que hoy en día la iglesia y las relaciones sean renovadas, enriquecidas con las diferentes experiencias, incluidas las experiencias y los aportes de las mujeres que han sido y siguen siendo protagonistas de la historia humana y de la historia de la salvación. 

La Ruah, históricamente ha levantado, capacitado, guiado el ser, sentir y hacer de muchas mujeres, dotándolas de inteligencia, valentía, coraje, fe, dignidad, habilidades y capacidades para desarrollarse en cualquier área de la vida. La Ruah, sopla por donde quiere, hoy en día, a quienes se nutren de ella, les alienta para caminar a un horizonte nuevo, a una nueva humanidad. A demás, socorre a muchas mujeres, que la sociedad, los mandatos culturales, las sanciones teológicas misóginas han excluido, marginado y violentado. Su soplo es la fuerza que impulsa ministerios, liderazgos, comunidades, iglesias que fervientemente luchan por la paz, la justicia y la igualdad.
 
 
Referencias:
 
Biblia de Jerusalén (2016) Bilbao: Descleé Browner.
 
Comunidad Mujeres (2020) Las mujeres en el pentecostés, la historia de las ausentes de la historia. En: https://comumujeres.wixsite.com/comunidadmujeres/post/las-mujeres-en-el-pentecost%C3%A9s-la-historia-de-las-ausentes-de-la-historia-hechos-1-13-14-2-1-6