SED DE JUSTICIA, ESPERANZA DE REINVIDICACIÓN
"Felices las que tienen hambre y sed de justicia porque serán saciadas"
#8M2024
Anónima
Soy víctima de abuso sexual y poder decirlo es reconocer algo que durante mucho tiempo normalicé pues crecí en una familia donde la mayoría de mis primos son abusadores. La primera vez que viví un intento de abuso y tocamientos fue a los 7 años mientras dormía, estos tocamientos se repitieron de manera constante hasta que 2 años más adelante otro de mis primos abusó de mí durante un mes y ahí se dió la violación.
El poder mencionarlo de esta manera ha sido un largo caminar, en el que muchas veces me he detenido para mirar al pasado y tratar de entender ¿Por qué? Quizá es algo que no logro comprender, pero sí a base de muchos esfuerzos y trabajo interior he logrado aceptar, en este trabajo interior he logrado sacar de las sombras esos recuerdos dolorosos para liberarlos.
Ahí me encontré con Jesús al qué muchas veces le pregunté ¿Por qué? ¿Dónde estaba? ¿Cómo dejó que yo tuviera que pasar por eso? ¿Dónde está el amor que me dijeron qué el me tenía? ¿Por qué el siendo Dios no hizo nada? Esta serie de preguntas me acompañaron durante años y junto a mi proceso terapéutico inicie un caminar teológico y ahí me encontré con la teología feminista.
"Dicen que una se hace feminista con su propia historia" una frase que leí alguna vez en las redes, se quedó resonando en mí, aunque no logre entenderla del todo hasta que conocí la teología feminista y me permití conocer el feminismo mas allá de lo que se decía. Me comenzaron a hablar de reivindicación, de darme la oportunidad de nombrar aquello que viví hace años y poder llamarle abuso y de reconocer que no era "normal", que no tenía que callarme cómo lo hacíamos las mujeres en mi familia.
El hecho de nombrar lo que por más de 15 años había guardado fue el comienzo de una liberación, lo siguiente fue darme cuenta de que no tenía que perdonar a mi abusador y que sí decidía perdonar no implicaba que no se hiciera justicia. Justicia una palabra tan fuerte que ha sido tan manoseada y que ha desviado tantas causas, pero conocí la JUSTICIA de las mujeres y de Jesús, eso es lo que había buscado durante muchos años, aunque aún no me atrevo a denunciarlo y no creo que lo haga (pues implica muchas cosas para las que aún no estoy lista, sin embargo la justicia ha sido mi aliciente para unirme a otras causas, a luchar por otras mujeres, a cuidar y defender a las futuras generaciones, especialmente a mis sobrinas y a las que vendrán.
Hoy puedo ponerme en el lugar de Martha cuando llora frente a Jesús y le dice "si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto" (Jn. 11,21), yo le dije: "Si hubieras estado aquí, no me hubieran violado". La teología feminista me ayudado a darme cuenta que Jesús fue violado conmigo, lloró conmigo y sé que Jesús ha estado conmigo desde ese momento, sufriendo, defendiéndose, gritando, pidiendo ayuda, y quizá siga llorando pero también sanando y liberándome, me regala la posibilidad de tener esperanza pues hoy cada vez que un abusador cae y se hace justicia, siento que también se hace para mí, para todas aquellas que aún no nos atrevemos a denunciar y esto me anima a seguir luchando, a seguir defendiendo cuerpos violentados, cuerpos que para nosotras son sagrados porque nos hacen ser, estar vivas y no son consumo de ningún hombre que busca egoístamente satisfacerse.
Hoy sé que mi sed de Justicia tiene sentido, tiene una causa y algún día muchas de nosotras seremos saciadas, por qué unidas somos resistencia, amor y contención.